«Existe actualmente un genio de la arquitectura, el hombre que más profundamente ha penetrado en la pura esencia de la composición arquitectónica. Estaría por decir que ha encontrado las leyes contemporáneas del ritmo y de la armonía basándose en las matemáticas. Con él desaparece la incertidumbre. Como siempre, este hombre habla humildemente, casi avergonzado de lo que ha hecho. Después de sus teorías todo lo demás viene como consecuencia: la industrialización, estética y economía de la arquitectura, las leyes permanentes de la composición en el plano y en el espacio… Hay otras muchas consecuencias imposibles de adivinar actualmente. En sus vidrieras se manifiesta toda una teoría del color, en sus mosaicos toda una teoría del ritmo y de las formas. Lo que ha hecho Leoz es sorprendente. Durante cuarenta años he pensado y laborado en la misma dirección que Leoz. Me satisface el pensar que, quizás mi labor pasada influyera en sus trabajos”.
Y así había sido.
Rafael Leoz manifestó en toda su obra la profunda admiración que sentía por Le Corbusier, autor de esas palabras tan elogiosas. Pero no se limitó a idolatrarlo ni a asumir sus principios de manera servil. Fue mucho más allá: se atrevió a replantearlos.
Y, sin embargo, lo que en España le había reportado las críticas más feroces por parte de sus congéneres, supuso el mayor elogio posible procedente del padre ideológico de casi todos ellos.
Será justicia poética, o el karma, o lo que ustedes quieran… Lo cierto es que la “Serie Amarilla”, resultado de las investigaciones de Leoz en torno a las teorías modulares de Le Corbusier, se ajusta a las necesidades de nuestro tiempo con mayor acierto que El Modulor.
Aun así, no renegamos del genio suizo. Solo proponemos emular a Leoz y dar rienda suelta a nuestras ideas para dar continuidad a las suyas. Por eso hemos querido hacer el siguiente experimento: representar las viviendas de la Unidad de Habitación de Marsella (edificio emblemático de Le Corbusier que tuvo que ser determinante para la concepción del módulo HELE por parte de Leoz) con nuestros hipercubos.
Es innegable la importancia del color y de la modulación en esta obra. Pero para nosotros tanto una cosa como la otra tienen un sentido bien distinto. Veamos.
En la imagen anterior se observa una representación esquemática, mediante hipercubos interactivos, de las dos viviendas tipo de la Unidad de Habitación de Marsella, las cuales aparecen representadas también mediante sus plantas y su emblemática sección transversal.
Si bien la maqueta presenta cambios con respecto a la proporción del edificio original, la disposición de sus elementos y la utilización del color para identificar la función de cada espacio permiten interpretarlo de una manera más clara (sobre todo por personas poco acostumbradas a leer planos). Además, cualquiera podría interactuar con esa maqueta y atreverse a reinterpretar la obra del mismísimo Le Corbusier. Porque de esto se trata: la gente no se conforma con aplaudir al final; quieren que sus manos sean parte de la obra, como en un concierto de Queen.
