UN NUEVO SISTEMA DE REPRESENTACIÓN ARQUITECTÓNICA

En Madrid, olvidada debajo de un puente, hay una escultura que no aparece en las rutas turísticas por la capital de España. Tal vez la encuentren al fondo (muy al fondo) de alguna postal de “La sirena varada”.

Para nosotros, en cambio, es todo un emblema.

 

 

Sintetiza buena parte del legado arquitectónico de Rafael Leoz y nos ha permitido desarrollar un nuevo sistema de representación basado en esta “Estructuración hiperpóliedrica del espacio” (1971).

Tal y como adelantábamos en la anterior entrada de este blog, el estudio de los hiperpoliedros como herramientas para la generación de formas arquitectónicas ha sido uno de los mayores aportes de Leoz a la arquitectura. No obstante, consideramos que sus posibilidades no acaban ahí; no en vano, el propio Leoz manifestó su voluntad de explorarlas en un libro que no llegó a ver la luz.

Por eso nos hemos propuesto tomar el testigo y seguir avanzando en esa idea, que además tiene más vigencia que nunca por distintos motivos que iremos detallando sucesivamente. De momento continuamos desarrollando el concepto que expusimos en esa última entrada: los hipercubos interactivos.

 

 

Gracias a esta nueva forma de representar los espacios surgen múltiples capacidades interactivas dentro de un mismo modelo tridimensional, ya sea físico o digital. Y esto es lo que posibilita que la arquitectura pueda desarrollar su propio lenguaje comunicativo (como sucede en el lenguaje musical con el uso de distintas convenciones semióticas como las frecuencias de los sonidos, las tonalidades, los timbres, etc.).

El principal peligro de esta idea, y así se lo hicieron saber a Leoz muchos de sus congéneres, está en las limitaciones formales que se imponen al establecer un sistema modular. Ahora bien, lo que exponemos aquí no es un sistema constructivo, sino un sistema de representación. Esto quiere decir que las convenciones formales de estos hipercubos interactivos no son más que un mero instrumento para poder interpretar sus significados y traducirlos posteriormente en auténticos resultados arquitectónicos.

Lo verán con más claridad en el siguiente ejemplo.

 

 

Con el nuevo sistema de representación hemos elaborado una maqueta conceptual de la llamada “Casa del Futuro” (1956) de Alison y Peter Smithson. De forma análoga, esa maqueta (imagen superior) podría haber sido el paso previo a la materialización final que vemos representada en la planta real del edificio (imagen inferior). Si bien en esta última representación existe una completa correspondencia formal; en la primera solo existe cierta correspondencia topológica de usos y espacios. Así pues, no teman: el nuevo sistema seguirá respetando la libertad formal. A fin de cuentas, del mismo sistema temperado salieron cosas tan dispares como las arias de Bach y las sinfonías de Schönberg.

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